Registro

Los loros alborotaron el aire otra vez con su alarma y los dorados brincaron de las redes escapando hacia la libertad del Río Pilcomayo.
Bien parecido.
Te escribo en servilletas
Háblame.
Carnavalito. Magenta. Fucsia. Cordillera. Cerveza en las escaleras de la iglesia. Tus iniciales en el primer lugar del récord de Gálaga. Diecisiete años y las ganas de chocar los dientes en un beso, de aprender a enlazar las lenguas (que es así como se besa). Enanitos Verdes los sábados y todos los ríos y lagos de Europa todos los días en el colegio. Salesiano. Misoginia y hormonas. Temor de Dios y resistencia al dogma de fe. Rock y pop. Onanismo, voyeurismo. Coca. Aerosol. Vinilos rayados. Amplitud modulada. Lexotanil. Pink Floyd monoaural. Vino en damajuanas. "¿Quién sabe hacer asado? Se quemó. No importa, hay un montón de vino y le robé un paquete de Chesterfield a mi hermano". Homofobia. Abrazos y cárcel. The Cure en Buenos Aires. Ojeras, rimmel. Camiseta negra y pelo largo. Gancia y Pink Floyd. "¡Me rayaste el disco de Charly que me robé en la Peatonal!". Un polvo entre tres y la escoba de la abuela barriéndonos de la casa a las seis de la mañana. Beso en el parque. Saliva de mis amigos en tu boca. Chicle, frigidez y sudor. Cartas, desvelo, guitarra, bohemia, buñuelos. Una Fender de segunda mano. Ozzy Osbourne, Sigue Sigue Sputnik, The Communards, Fito, Charly, Soda, Maradona. Abrazos. Pésames. Poco sexo, mucho vino y demasiado roncanrol.
Recordando una extraordinaria experiencia de hace un año, me volví a encontrar con las Ficciones de Borges.