31 diciembre 2007

Los y las


Platicando esta noche con el amigo Poncho, venido de Malinalco, expresábamos puntos de vista acerca del lugar que ocupan las mujeres en nuestras vidas -la vida diaria, la vida de todos, el mundo-. Yo recordaba mi shock allá una vez en el norte de Argentina, durante una cena en casa de unos sirios o libaneses de segunda generación. Habiéndonos invitado a cenar, y una vez nosotros allí, no vimos ninguna mujer sentada a la mesa, sino sólo hombres; al momento de ir al baño y pasar por la cocina, pude verlas a todas allí, reunidas, cenando también y esperando el sonido de unas palmadas para levantarse prestas a atender la mesa de los hombres. Poncho me contó historias de su abuela, que sufrió la desgracia de un padre autoritario y ojete -como debía ser todo padre de familia a principios del siglo XX- y que luego fuera entregada a un "esposo" 30 años mayor que ella para atenderlo y darle hijos, todo eso tan lejos en distancia y en el tiempo de aquellas culturas como las siria o la libanesa que a mí me tocó conocer un poquito.

Haciendo una pausa reflexiva que nos permitió acomodar en la mente, el corazón y la memoria a todas nuestras mujeres cercanas, Poncho concluyó con una sentencia o una utopía maravillosa: "Deberíamos cambiar el artículo y empezar a referirnos a hombres y mujeres como 'las' -en femenino-, en reciprocidad por tantos años de postergación. Que cuando digamos 'las mexicanas', nos refiramos a todas y a todos".