31 mayo 2005

Bienaventurados los que caminan II


Los vi. Él venía del poste de la esquina de la calle 9 y ella del de la esquina de la 8. Caminaban con esa mezcla de audacia y equilibrio con que uno va en busca de la persona que le gusta. Se fueron descalzos hacia algún otro lugar sin testigos.

30 mayo 2005

Bienaventurados los que caminan I


Este árbol salía de su casa justo en el momento en el que pasaba yo con mi cámara en la mano. Lo seguí durante un rato por la banqueta sin que él me viera. No sé adonde iría, porque, llegando al boulevard, detuvo un taxi rojo, se sentó atrás con unos obreros y, mientras el taxi se alejaba, se quedó mirándome por la ventana como porfiando de que fuera a tomarle una foto y robarle su alma de árbol andarín.

29 mayo 2005

¿De qué están hechos los músicos?


A veces, por no saber usar una cámara, les robamos el alma a los retratados. Este es Nano, que nos regaló una noche de buen blues junto a Carmelita, la amiga de todos los cumpleañeros. Fue el sábado, en la Antigua Bodega de Papel. Suave.

24 mayo 2005

La mitad de uno


Tal vez uno de los principales motivos por los que vale la pena pasar por este mundo es por las historias. Todo está lleno de historias y es inevitable ser protagonista o espectador de ellas; la cuestión está en andar con la red lista para atraparlas cuando pasan y ponerlas como a insectos en un frasco y mirarlas de vez en cuando, entenderlas o simplemente observarlas. Hay historias de todo tipo: historias que suceden en una cama; historias que pasan en la calle, mientras uno espera la luz del semáforo; historias tan cortas que duran lo que tarda la cuchara en ir del plato a la boca; historias con palabras, sin palabras, con música, a oscuras; historias amnióticas que nunca recordaremos; historias como la del viaje mental que me encontré hoy en un blog...

Con el permiso de su protagonista, cuento ésta de una niña que se evadía de la vida que a muchos, como a ella, nos tocó alguna vez vivir. Esta niña sueña abrir una caja en el día de sus cumpleaños y descubrir el regalo esperado: "una sierra eléctrica". No una Barbie, ni siquiera un diario donde empezar a escribir sus evasiones; sino una sierra eléctrica para viajar con ella en una mano cortando todo a la mitad. Todo. Las copas de los árboles se van volando; los cables del teléfono quedan suspendidos por los aleteos de las palomas; las piernas de los novios caminan hasta la escuela, mientras ellos quedan flotando tomados por los labios; los autobuses se quedan sin techo y los pasajeros viajan mirando el cielo, con el sol tocándoles la cara. Dos mundos, el de arriba y el de abajo; la invención de un lugar nuevo a partir de uno ya conocido para tener un lugar seguro a donde volar de vez en cuando.

Greguerías

A propósito de lo que escribía en un post anterior -acerca de que los sueños nos dejan encerrados en ellos cuando despertamos-, estaba leyendo unas greguerías de Ramón Gómez de la Serna, y me encontré con esta: "Tenía un sueño con cerrojo por dentro". Me pareció muy al caso e hice una selección de otras greguerías para compartírselas. Ahí les van:

. Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera del lápiz.

. Lo único que comen las puertas son esas nueces que las damos a partir.

. En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado.


. Me movía y hacía gestos frente al espejo, pero me reflejaba inmóvil. ¡Elespejo se había quedado paralítico!

. Al sacapuntas no le interesa sacar punta al lápiz, sino hacer tirabuzones.

. El otro lado del río siempre estará triste de no estar de este lado. Esa pena es de lo más insubsanable del mundo y no se arregla ni con un puente.

. Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.

. El beso es hambre de inmortalidad.

. La cabeza es la pecera de las ideas.

. El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.

. La tortuga pone huevos esperando gaviotas, pero sólo le salen tortuguitas.

. La pulga hace guitarrista al perro.

. El tartamudo habla con máquina de escribir.

. En los sueños del calvo no hay sombra.

. La muerte es hereditaria.

. La leche es sueño batido.

. Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese niño soy yo.

. El mar sólo ve viajar: él no ha viajado nunca.

. En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado.


. Consejo superfilosófico: "Tómate una foto y, si sales en ella, existes."

22 mayo 2005

Sueños Compartidos


A veces, entrar a los photoblogs es como salir de pesca y regresar con un gran pez. Pruébenlo.

21 mayo 2005

Los de Arriba y los de Abajo


Hoy leí dos historias que sin ser consecutivas, ni tener relación una con otra, de alguna manera quedaron unidas por un tema: la pobreza.

La primera historia cuenta de los funerales en un suburbio de Bogotá. Dicen los que conocen, que allí, en un barrio llamado Ciudad Bolívar, la vida es miserable y la muerte también. La miseria llega al punto de que las funerarias (unos comercios decadentes que prácticamente comparten la vereda con carnicerías, tiendas y casa de comida) rentan los ataúdes para el funeral y, como atractivo mercadológico, regalan una foto del muerto en el ataúd bien arreglado, para después, una vez terminadas las exequias, llevar el cadáver a una caja de madera corriente en la que al final será enterrado aquel que ya pasó a mejor vida. El muerto no sólo puede acabar en una caja de madera común, tal vez simplemente su familia consiga dinero para una sábana y es todo lo que lo separará de las paredes del pozo donde descansará eternamente. Pero los recursos mercadotécnicos llegan aún más lejos: por unos pesos más, rentan un traje que consiste únicamente en la parte de arriba (la parte que se ve), es decir, el muerto está literalmente semidesnudo, aunque sus deudos no lo noten.

A veces éstas funerarias son tan míseras que ocupan una pequeña habitación donde no cabe ni el ataúd acostado y, caminando por la vereda, uno puede ver, durante un funeral, la parte de los pies del ataúd saliendo por la puerta y la multitud de duedos llorando en torno a él entre los transeúntes y los vendedores ambulantes.

Cuentan de un muchacho, un tal John Jairo, a quien se le había muerto su más querido hermano. John era tan pobre como el más pobre de Ciudad Bolívar, sin embargo tenía la esperanza de cumplirle a su hermano el mayor deseo que había tenido mientras vivía, que no era otro que el de poder estrenar un par de zapatos nuevos. John trabajó duro todo un día, pidió colaboración a los vecinos, rogó por limosnas, hasta que pudo conseguir el dinero extra para comprar unos relucientes zapatos nuevos para que su hermano, que nunca iba a poder pisar el suelo de Ciudad Bolívar con ellos, se fuera al cielo habiendo cumplido su sueño.

La otra historia tiene que ver con David Gilmour, el guitarrista y líder actual de Pink Floyd. Durante años, como muchas otras exitosas estrellas del rock, Gilmour se hizo de una fortuna enorme de la cual, hace poco, dijo sentirse avergonzado, no por no merecerla, sino por considerar que tener tanto dinero cuando otros no tienen nada es un despropósito de la vida, es una vergüenza que él no estaba dispuesto a seguir ignorando.

Un día cualquiera David se levantó, fue al banco y entregó casi toda su fortuna para que la aprovechara la gente que no tenía nada en el mundo, gente, tal vez, como el hermano de John Jairo que debe andar en el cielo con zapatos relucientes como estrellas.

19 mayo 2005

Despertar no es regresar


¿Cómo se regresa de un lugar a donde uno ha ido durante un sueño? Porque uno llega como a cualquier lugar con la idea de regresar en algún momento, pero, de repente, se despierta y se ha quedado allí, sin posibilidad de volver. Una de las greguerías que leía anoche dice que, cuando entramos a una sala llena de gente, en el preciso instante de asomar nuestra cara por la puerta, no somos ni ellos ni nosotros.

El caso que quiero contar es este: Yo me había sentado en el asiento trasero de un carro a comer un sandwich; buscaba un lugar donde sentarme y ahí estaba este carro con sus puertas abiertas, así que aproveché la comodidad. Mientras comía gustoso mi sandwich, aparecieron cuatro o cinco tipos bien vestidos (muy buena ropa, eso sí), pero muy mal encarados. No eran mafiosos, no, simplemente parecían muy encabronados con el tipo que estaba sentado a un lado de mí. Yo ya me había acabado el sandwich cuando los tipos arrancaron quemando llantas y se preocuparon en que nos quedara bien claro que nos iban a matar. "Bueno", pensé yo, "esto me pasa por sentarme en cualquier lugar". El tipo que iba a mi lado empezó a decir que todo había sido culpa de no se quién y que si le perdonaban la vida él mismo se encargaría de hacer no sé qué cosa y que él no se había metido con ella, bueno, sí, pero que había sido una confusión, o más bien él estaba confundido, que lo perdonaran por favor, que él haría lo que pidieran. Yo estaba esperando que dijera "éste señor que está a mi lado no tiene nada que ver, él sólo pasaba y se sentó a comer un sandwich aquí", pero no dijo nada; es más, para él parecía no existir yo.

Subimos por unas calles empinadas. La tarde estaba bonita y la zona a la que nos íbamos acercando también estaba muy bien; a pesar de estar muy cerca del centro, parecía muy silvestre, habían cabañas de madera, pequeñitas en medio de un prado verde tendido casi en la cima de esos cerros que habíamos subido. Habían montículos de piedras grandes desperdigados a donde se trepaban las ovejas. Solo faltaba la nieve para ser un paisaje totalmente alpino y bucólico, pero lo irónico es que habíamos llegado allí buscando un lugar donde éstos tipos pudieran liquidarnos y arrojar nuestros cuerpos.

Uno de ellos que me sostenía por el brazo, me dijo "¿Qué raro que estas cabañas de gente rica sean tan pequeñitas y no tengan tanque de gas, ¿no? Aquí debe hacer frío en invierno." "Ah, sí", dije yo, "lo que pasa es que hasta aquí arriba no suben los camiones del gas", y me desperté.

18 mayo 2005

De arriba


No había posteado esta foto, pero de repente apareció volando por ahí. En diciembre pasado regresé a mi ciudad de vacaciones y entré por donde el destino quiso entonces que entrara: justo por encima de mi barrio, donde crecí, donde anduve en bicicleta; por encima del río donde iba a pescar. Ahí, debajo del ala de ese avión que me llevó desde la ciudad de México, está mi barrio, mi río, mis cerros y los perros de mi infancia enterrados.

Sueños Atómicos


De dónde salió la idea, no lo sé, tal vez algún programa de televisión que había estado viendo en la noche. No recuerdo. La cuestión es que durante un lindo sueño, yo caminaba atravesando el maravilloso parque que queda a unas cuadras de la casa de mis abuelos. Iba meditando sobre las increíbles milanesas de mi abuela cuando, de repente, oigo un ruido sordo como a una cuadra de distancia detrás de mí. Volteo y alcanzo a ver frente a la puerta de una casa, una bola de luz pequeña, como una bola de tennis. De repente la bola se hincha y ya no se oye nada más, sólo se hace un silencio amenazador y un huracán arrasa con todo llevando cuanto halla a su paso hacia el centro de esa bola de luz; todo es absorvido por ella... Absolutamente todo se vuelve de un color gris ceniza y el aire raspa en la nariz y la garganta; el viento quiere arrancarme de la reja en la que clavé mis dedos para no ser arrastrado. Otras personas se asen a los árboles, a las puertas de los carros. Es una implosión, un estallido inverso, una bomba atómica con su hongo hacia adentro devorándose todo, y los pocos que seguimos vivos sentimos una ceniza abrasiva meterse a presión a los pulmones. Unos se dejan ir, arrastrados hacia esa luz voraz que no para de tragar carros, rocas, puertas, ventanas y rejas.

¿Por qué yo sigo vivo? ¿Por qué puedo seguir respirando ese aire denso como de lija?

Es el fin, pienso, y es tan real que es el fin de verdad, pero el fin del sueño.

13 mayo 2005

Topónimos

¿Qué habrán encontrado allí para darle el nombre de Ojos Negros a ese lugar? Estudiando el recorrido de un posible viaje de fin de semana, me encontré en el camino con este nombre que me remontó a épocas de buscadores de oro. Alguno de estos buscadores tal vez no encontró los tesoros que buscaba, pero se encontró con dos ojos donde mirarse, donde encontrarse y volverse rico de otra cosa que no es el oro. ¿Quién sabe?

11 mayo 2005

De afuera II


Lo interesante aquí es que el nopal atraviese la barda y crezca del otro lado. Muy sugestivo si tenemos en cuenta que esa planta está aquí en Tijuana. Esta foto la tomé en una calle cerca de la oficina.

10 mayo 2005

La invasión de los topónimos

Una palabra sobre la que me gustaría investigar un poco:

Toponimia. (Del griego lugar y nombre)
1. f. Estudio del origen y significación de los nombres propios de lugar.
2. f. Conjunto de los nombres propios de lugar de un país o de una región.

Bueno, no sé si esto se aplique a un nombre que me llamaba mucho la atención cuando llegué a Tijuana y del que nadie me sabía dar razón: la "5 y 10". Tal vez toponimia se aplique más a "La Mesa", pero la voy a hacer extensiva también a la "5 y 10" y voy a seguir buscando otros topónimos más interesantes. Ayúdenme si quieren.

09 mayo 2005

Quote of Note

"Where there are too many policemen, there is no liberty. Where there are too many soldiers, there is no peace. Where there are too many lawyers, there is no justice."

Lin Yutang.

08 mayo 2005

A veces hago las cosas bien II


Esta la tomé desde la ventana de mi oficina como las 5 y media.

A veces hago las cosas bien I


Esta la tomé en Puerto Nuevo a las 7 de la mañana.

07 mayo 2005

De afuera

Mis ojos rumiantes se quedan masticando imágenes.

De adentro

A veces me duele la patria.

06 mayo 2005


Extrañaba sentirme así: gordo y transparente.


¡Y en los teclados... Narciso!

Fitter, happier

Fitter, happier, more productive, comfortable, not drinking too much, regular exercise at the gym (3 days a week), getting on better with your associate employee contemporaries, at ease eating well (no more microwave dinners and saturated fats), a patient better driver, a safer car (baby smiling in back seat), sleeping well (no bad dreams), no paranoia, careful to all animals (never washing spiders down the plug hole), keep in contact with old friends (enjoy a drink now and then), will frequently check credit at (moral) bank (hole in wall), favours for favours, fond but not in love, charity standing order, son sundays, ring road supermarket, (no killing moths or putting boiling water on the ants), car wash (also on sundays) ,no longer afraid of the dark or midday shadows, nothing so ridiculously teenage and desperate, nothing so childish, at a better pace slower and more calculated, no chance of escape, now self-employed concerned (but powerless), an empowered and informed member of society (pragmatism not idealism), will not cry in public, less chance of illness, tires that grip in the wet (shot of baby strapped in back seat), a good memory, still cries at a good film, still kisses with saliva, no longer empty and frantic like a cat tied to a stick that's driven into frozen winter shit (the ability to laugh at weakness), calm, fitter, healthier and more productive, a pig in a cage on antibiotics.

Entre copas I

Un bar de ambiente denso, un sótano (pero no suizo), muy divertido. La gente está bien prendida, dada vuelta de alcohol, mota, reggae, rocanrrol y norteña. El mesero es un personaje que camina como Keith Richards, que se acerca a la mesa y se sienta (o más bien se recuesta) frente a nosotros y nos pregunta qué cerveza tomamos; regresa hasta la barra pasando entre la gente que baila una de Led Zepellin, y él aprovecha para hacer unas acrobacias desordenadas. Regresa con las botellas y, frente a nosotros, las destapa con los dientes. Hasta ahí, todo bien. Otro mesero trae en la boca un churro recién forjado y sin encender; entra un tipo, le da una moneda de diez pesos, el mesero le entrega el churro y el tipo vuelve a subir las escaleras para salir a la calle. En la rockola suena una de Bob Marley. Nos acabamos nuestras cervezas y nos paramos a bailar. Una muchacha me ofrece un toque; "No, gracias, esa mierda me da chorro", respondería Darío, y me acuerdo de él, de lo bien que la pasaría aquí en este lugar; de las cosas que hablaríamos. "Jamming" dice Bob Marley y bailamos y bailamos y miro la gente alrededor, los focos de luz amarillenta, las paredes rojas, la barra derruida, el tipo de lentes negros sentado solo en la última mesa. Miro la escalera que baja de la calle y lo que veo es como un climax para la noche: primero bajan unos pies de zapatos rojos enormes, luego unos pantalones de cuadros rojos, después una chaqueta amarilla con parches rojos, y, al final, un maquillaje rosado, nariz roja, cabeza pelona... Total, bajando por la escalera: un payaso callejero, ¡un payaso! Llega y se pone a bailar con nosotros, toma su cheve, fuma su churrito y se prende de verdad y da su espectáculo sin esperar propina, un espectáculo de baile para él mismo, para sentirse payaso porque sí y no porque tenga que vivir de eso. Es un bar de mi ciudad, un bar como mi ciudad...

03 mayo 2005

Los pasajeros de la Segunda Edición

Yo soy uno más. Pensaba en esta ciudad donde si uno pregunta a diez personas, ocho o nueve responden que no son de aquí... "No, yo no soy de Tijuana, soy de Los Mochis... No, de Tijuana no, soy de Hermosillo...", y así. Me preguntaba dónde encontrar un lugar donde toda la gente te diga "Yo vengo de Tijuana" y fue precisamente entonces cuando vi a un voceador ofreciendo la Segunda Edición de El Mexicano, con sus habituales encobijados, balaceados, etc. Entonces se vino a mi mente un lugar a donde van llegando todos esos muertos; ahí se van encontrando y se arma la plática: -Eh, tú ¿de dónde vienes? - Yo vengo de Tijuana. -¡Orale! Yo también!

Sí hay un lugar deonde todos vienen de TIjuana, pero ¿dónde está?

02 mayo 2005

Fiesta Brava

Que "El July cortó dos orejas" dice el periódico. Y después le llaman "bestia" al toro.


La Naturaleza se encarga

La Desmemoria

Chicago está llena de fábricas. Hay fábricas hasta en pleno centro de la ciudad, en torno al edificio más alto del mundo. Chicago está llena de fábricas, Chicago está llena de obreros.

Al llegar al barrio de Heymarket, pido a mis amigos que me muestren el lugar donde fueron ahorcados, en 1886, aquellos obreros que el mundo entero saluda cada primero de mayo.

- Ha de ser por aquí- me dicen. Pero nadie sabe. Ninguna estatua se ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en la ciudad de Chicago. Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni nada.

El primero de mayo es el único día verdaderamente universal de la humanidad entera, el único día donde coinciden todas las historias y todas las geografías, todas las lenguas y las religiones y las culturas del mundo; pero en los Estados Unidos, el primero de mayo es un día cualquiera. Ese día la gente trabaja normalmente, y nadie, o casi nadie, recuerda que los derechos de los obreros no han brotado de la oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del amo.

Tras la inútil exploración de Heymarket, mis amigos me llevan a conocer la mejor librería de la ciudad. Y allí, por pura curiosidad, por pura casualidad, descubro un cartel que está como esperándome, metido entre muchos otros carteles de cine y música rock.

El cartel reproduce un proverbio del Africa: Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.

De "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano